Invadir predios rurales, incluidas fincas en producción, es una vieja práctica en Portuguesa, y en Venezuela en general. Muchas de estas invasiones tienen su origen en aspiraciones de los
campesinos, incumplidas por parte de las autoridades del agro responsables de adjudicar tierras en el marco de la Constitución de 1961 y la de 1999. En la cuarta República, el gran responsable de este cáncer socio-político fue el Instituto Agrario Nacional (IAN), ahora, en la quinta República es el Instituto Nacional de Tierras (INTI). En esencia, nada ha cambiado. La idea pareciera ser, mantener revuelto el río de la tenencia de la tierra para que los ‘’eternos pescadores de la politiquería’’ puedan obtener sus ganancias, y pasar desapercibidos en medio de la confusión. Así vemos que a la par de la justa reclamación de los verdaderos campesinos, antes y ahora, siempre han aparecido algunos «zorros y camaleones» que se disfrazan de campesinos o de líderes conductores de las genuinas luchas campesinas, quienes por lo general impulsan las invasiones, para lograr dividendos
personales, electorales o de terceros, siendo estos últimos quienes se quedan con la mayor tajada. En cualquier caso, la invasión nunca será la vía correcta para que los verdaderos campesinos,
dispuestos a trabajar, accedan a tierras ociosas de la Nación o de privados, que sin justificación válida las mantengan improductivas; olvidando así que las tierras pueden ser suyas, pero el país es de todos, y el Estado está obligado constitucionalmente a promover la producción de alimentos. Las invasiones, además de ser violatorias de la CRBV porque atentan contra la propiedad privada, son acciones violentas que generan daños materiales y psicológicos a los propietarios, y además alejan a la Nación de la tan anhelada y cacareada soberanía alimentaria.
Hoy quiero referirme brevemente a una serie de invasiones ocurridas en el municipio Guanarito durante los últimos años, pero aparentemente se intensificaron en los años 2024 y 2025. De acuerdo a información recibida de portugueseños alarmados por tal anarquía, en el 2024 fueron invadidas las siguientes fincas:
- La esmeralda, ubicada en la Hoyada, sector mata de palma.
- La Victoria (Parroquia Guanarito, sector Monte ralo)
- Mis hermanas (P. Divina Pastora, vía Las Malvinas)
- La bendición de Dios (Zona en litigio entre Portuguesa (Municipio Guanarito) con Barinas
(Municipio Sosa)
- Don Bony (carretera nacional Guanare- Guanarito). Municipio Papelón. Parroquia Caño Delgadito
En marzo del 2025 invadieron la finca Doña Petra ubicada en el municipio Guanarito, parroquia Morrones, sector Monte Ralo. De esta finca, supuestamente los invasores habrían robado al menos unas 50 reses, carne que supuestamente vendieron en carnicerías del municipio Guanarito, en algunos casos utilizando aguantadores. Parece ser que a unos cuantos ciudadanos, les ha dado por celebrar cumpleaños y visitas de políticos afectos al gobierno con carne robada. Me cuesta creer y mucho menos aceptar que un grupo de personas invada y se adueñe de una propiedad por 3 meses, y las autoridades locales civiles y militares no se den por enteradas. Sólo se me ocurren tres posibilidades: son incompetentes, tienen miedo o son cómplices de los invasores. No puede ser que en nuestro estado Portuguesa haya tal grado de indefensión.
Los medios digitales informaron que el 27 de junio de 2025 se apersonó a la finca Doña Petra el CONAS (Comando Antiextorsión y Secuestro) de la Guardia Nacional. Gracias a Dios que le devuelven la paz perdida a la familia expulsada de su propiedad durante 3 largos meses. Sin embargo, a quienes observamos tal atropello, nos queda el amargo sabor de la justicia tardía. Posteriormente, a la invasión de la finca Doña Petra, alguien habría invadido la finca San Rafael, ubicada en la parroquia Divina Pastora, cerca del Instituto Tecnológico Nuestra Sra. de la Paz de Guanarito o Instituto Tecnológico Jesús Obrero (IUJO). Desafortunadamente, no me precisan fecha, ni mayores detalles de tal invasión.
En el municipio Papelón, varios vivarachos también han hecho su agosto, en nombre de Chávez y del Proyecto Bolivariano. Así, el 27 de agosto del 2024 invadieron la finca pecuaria Don Bony, ubicada en la carretera Guanare- Papelón, parroquia Caño delgadito. Me cuesta creer lo que señala la denuncia sobre las pérdidas causadas a dicha finca: quien era el administrador de la finca se habría robado 699 reses entre vacas, toros y becerros, un tractor, una cosechadora, 2 rolos argentinos, una carreta… Supuestamente, el mismo individuo habría desvalijado varios tractores dentro de la finca. Me imagino que muy pronto, más de un vivaracho comerá carne en vara para celebrar el cumpleaños # 1 del insólito robo de la finca. El alegato de los invasores, es que el encargado después de cometer el robo, les habría entregado las llaves de la finca a ellos. Aunque no lo crean, así lo dice el documento de la denuncia que el apoderado de la finca Don Bony hizo ante el Servicio de Investigación Penal de la policía del estado Portuguesa. El apoderado de la finca asegura, también haber denunciado a la Guardia Nacional el insólito robo – invasión de la finca Don Bony.
Aparentemente los invasores siguen allí, después de 10 meses de este hecho insólito, porque me informan que la finca sigue invadida. No me queda claro cuál es el paradero del ex administrador regalón de la finca Don Bony. Debe andar disfrutando los reales que él se ganó con el sudor de su frente. Hay que vivir bastante para uno ver con tristeza el deterioro ético y moral de su país. Que cada quien saque sus propias conclusiones, yo, ya adelanté las mías en el caso de los 3 meses de ocupación de la finca Doña Petra. Para 10 meses de ocupación de una finca por invasores, ya se me acabó el sencillo, porque ni siquiera puedo imaginarme una confiscación por las razones que señala el artículo 116 de la CRBV, ya que no es el Estado venezolano quien está ocupando dicha propiedad.
Finalmente, quiero referirme a los supuestos autores de las invasiones. Me cuentan que las invasiones de fincas en el municipio Guanarito del estado Portuguesa, estarían dirigidas por un colectivo denominado «La nueva era campesina», formado por un grupo grande de hombres y mujeres, con una directiva estructurada con denominaciones de jefatura que no se corresponde con la de una organización gremial formada por campesinos civiles. Se dice que hasta tienen un Comandante que dirige los pelotones de invasores. Lo cierto es que en Guanarito hay un problema serio que afecta la seguridad jurídica y personal de los productores agropecuarios, quienes merecen y necesitan seguridad para poder trabajar y vivir en paz. El INTI tiene la responsabilidad de atender con apego a la CRBV, a la verdad y a la justicia, las solicitudes de tierras ociosas por parte de los campesinos, pero debe evitar que sean perturbados los productores que están trabajando y cuyas fincas están en producción.
Desconozco la situación de tenencia de la tierra de cada una de las fincas que han sido invadidas; sin embargo, el desalojo de los dueños de sus propias fincas, robo del ganado y desvalijamiento de maquinarias y equipos, son delitos que las autoridades competentes no pueden observar como quien ve llover. En consecuencia, si es que a la organización campesina y a los funcionarios públicos involucrados en la situación aquí descrita, les importa en algo la doctrina de Simón Bolívar, me permito recordarles lo que pensaba nuestro Libertador en relación a la laxitud frente a los delitos: «La impunidad de los delitos hace que éstos se cometan con más frecuencia, y al fin, llega
el caso que el castigo no basta para reprimirlos». (Carta de Bolívar al General Salom. 1824)
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