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Elías Díaz
Más de diez años con un tramo de red de cloacas rebozadas tienen los habitantes del barrio «19 de abril» (sector I) del municipio Guanare, estado Portuguesa, y las autoridades gubernamentales se han mantenido totalmente ajenas al problema, según denuncia de un grupo de vecinos de la zona más afectada.
La grave situación ha venido generando contaminación de aguas residuales en dicha barriada, así como en los barrios aledaños, «Sol de Justicia» y «Ciudad Canaán», por lo que habitantes de estos sectores comunales han decidido activar fuerzas unificadas e iniciar una nueva campaña que permita hacer ver a los funcionarios gubernamentales los riesgos para la salud de esta problemática.
«Hay calles totalmente tomadas por las aguas negras y eso es un riesgo latente para todos los habitantes de la zona, debido a las infecciones que se generan. Cada vez que hacemos este tipo de denuncias, envían un camión de HidrosPortuguesa, pero resulta que los responsables vienen, lo estacionan, se toman fotos y al rato se retiran sin hacer nada, lo que también hemos denunciado en otras ocasiones para que se tomen cartas en el asunto que nos afecta a todos por igual», esbozó el pastor y luchador social Jorge Colmenares.
Igualmente añade que este problema reventó en el gobierno de Wilmar Castro Soteldo, luego siguió con el de Reinaldo Castañeda, pasó al de Rafael Calles y ya van dos años de Primitivo Cedeño y nada se ha hecho para solventar la anómala situación.
Recordó que en abril de 2022, con motivo de la reinauguración de la cancha del barrio «19 de abril I», el actual mandatario se comprometió, delante de unos trescientos habitantes de este sector, a solventar la situación de inmediato, y hasta estas horas no le han vuelto a ver la cara.
UN DRAMA PERMANENTE
Una de las vecinas afectadas, de nombre Mercedes Aguilar, dice que que el drama es más grave cuando inicia el tiempo de lluvias, ya que todo se reboza y genera inundación de aguas negras en un amplio sector, con las consabidas consecuencias de contaminación.
También el señor Miguel Antonio González, otro de los habitantes afectados, dice que la esperanza que tienen en que el problema se resuelva es grande, pero ya la fe se les está agotando, porque han pasado diez años y nadie se ha dignado en buscar las soluciones puntuales a dicha problemática.
Los denunciantes culminaron diciendo que ya no aguantan más aguas pestilentes en las calles, y por eso están determinados a emprender una nueva lucha con mayor fuerza para obligar a las autoridades gubernamentales a que cumplan con sus responsabilidades, en cuanto a garantizarle al pueblo bienestar y salud.-
