Así como le cayó como anillo al dedo la pandemia, está ocurriendo con el Esequibo. Es que de verdad parecieran que tuvieran pactos con el diablo que, en medio de tanta brujería, paleros y a cuanta secta satánica o no, acuden, las cosas que iban mal se les endereza. El que tenga ojos que vea y creo que lo estamos analizando equivocadamente otra vez, sobre todo, con esta gran carpa de circo que el régimen montó sobre los 124 años de descuido, con el que
gobiernos militaristas han asumido el tema del despojo y posterior
reclamación de la parte de la Guayana Esequiba que nos corresponde históricamente.
Claro, se les olvida que a este régimen tampoco le importa un coño esa parte del territorio, desde que, dada la tenebrosa y perversa mediación de Fidel Castro, Chávez permitió la explotación de la zona por parte de Guyana. Y si de verdad tuvieran un poco de amor por el territorio, deberían exigirles a sus
chulos liderados por los cubanos y los países del Caricom, que al menos guardaran silencio o se mantuvieran imparciales, en cuanto al diferendo, dado los enormes beneficios, como petróleo barato, gasolina gratis y préstamos que
no pagan, que han recibido desde que esta pesadilla se instaló en nuestro país.
Si bien es cierto que el referendo nació, no por nacionalismos de última hora, después que regalaron la enorme riqueza producto de la bonanza petrolera vivida en los primeros diez años de revolución, sino para tratar de tapar la enorme frustración que significó para ellos, la abrumadora presencia del pueblo en las primarias de la oposición que proclamaron casi por unanimidad a quien les produce el mayor dolor de cabeza, María Corina Machado, como su abanderada presidencial, creo que la arrolladora campaña publicitaria en torno al referendo les está produciendo buenos dividendos. Y
estimo que, como otras veces, cogimos la vaina a mamadera de gallo e ignoramos el tamaño de la maldad de un régimen que le sabe a mierda el Esequibo, porque su única preocupación es mantenerse a como dé lugar en el poder. Con seis años más de esta pandilla, la capacidad de lucha sería muy
poca, o quizás renazca del pueblo, como decía Neruda, cada cien años cuando despierta.
Han visto, mediante presión o sin ella, el despliegue humano que ha
usado Maduro y su combo para dar la sensación de victoria y amor por la integridad territorial. Hay más de veinte piezas publicitarias muy bien hechas, que por ejemplo en YouTube, pasan a cada rato, al igual que en medios
audiovisuales y redes sociales. Han gastado un dineral en volantes, franelas, pancartas, murales, conciertos, caminatas, actos que en verdad han sido un fracaso descomunal a pesar de los manejos tecnológicos del canal 8, con una avasallante cobertura periodística, que junto a las luces con motivo del espíritu navideño, tienen a la población atiborrada de slogans y frases elementales, sin
que la inmensa mayoría pueda ver, que la pobre defensa en las instancias internacionales por culpa de Chávez, Maduro y del PSUV nos ha hecho perder
terreno, para darle paso a una farsa electoral que no tiene efectos vinculantes en los escenarios mundiales competentes para resolver un litigio limítrofe de
más de un siglo.
Los tipos metieron al país en un carrousel o en una montaña rusa, donde la única preocupación es que el sol nace por el Esequibo, que es una perogrullada, porque para demostrar que es nuestro, hay que pelearlo donde sea y tenemos, de ambos lados, los recursos y las capacidades humanas para
lograrlo, a pesar de la poca influencia diplomática de Venezuela en el mundo, que ni siquiera sus socios políticos apoyan el reclamo justo de nuestro país y que aunque tengamos razón histórica, hay un profundo desprecio por la forma de gobernar y por la enorme miseria que han producido, acabando con la
referencia democrática, civilista y de progreso que constituyó Venezuela hasta
que “llegó el comandante y mandó a parar”.
Y mientras ello pasa, el dólar sube lenta pero letalmente, las colas de
gasolina se extienden otra vez hasta tres días, el racionamiento eléctrico es otra crisis que tiene más de cinco años, siguen cerrando radios y metiendo
presos a twitteros y opinadores, la matraca policial es abismal, hay que llevar hasta el algodón para ser operado en un hospital y, conseguir dinero para mantener la familia es una proeza para más del 80 por ciento de los connacionales.
No soy adivino, pero el cuento de la guerra, aunque no es despreciable,
es otro de los trapos rojos que nos inventamos para justificar un futuro que ya estamos viendo que, va desde el enorme abuso de poder y peculado de uso, del funcionamiento de las instituciones al servicio del PSUV hasta el descomunal derroche de recursos que tendrán a disposición para la elección presidencial del año que viene. No sé si han dado cuenta, pero la producción petrolera
subió a 850 mil barriles diarios gracias a la suspensión negociada de sanciones. Con platica en el bolsillo, Maduro y Cabello mandarán pa´l carajo al acuerdo de Barbados. Compren alpargatas porque lo que viene es joropo.
Sobre todo, aquellos que creen que el mandado fue hecho el 22 de octubre. Ahora es cuando falta para que la vaina de verdad, sea hasta el final.