La enorme red de corrupción y su consecuente pudrición, el entramado de traiciones en la cueva de Alí Babá, el hedor que producen las rayas amarillas que el miedo va dejando, ante la posibilidad inminente de un cambio político, ha desatado un cinismo descarado en los jerarcas del régimen, desde el propio Nicolás, el jefe indiscutible de esa Venezuela inmoral que se apropió del Estado para hacerlo su botín personal, pasando por Jorge Rodríguez y
Diosdado Cabello, cuya frase de esas muchas que suelta sin pensar, “el que se va de la revolución es porque se cansó de robar”. Es decir, muchos no se han ido porque todavía les falta raspar la olla, porque si el 82 por ciento de los
venezolanos que aún quedan en el país rechazan contundentemente a Maduro y como se demuestra en forma permanente, se quedaron sin pueblo hace mucho rato.
No es nada original el título, pero así llama Cabello a una sección de su programa de odios los miércoles. Pero el primero que voy a meter en esta lista es a Francar Martínez. Este individuo de larga pero discreta trayectoria que
comenzó sus avatares políticos en Súmate Acarigua, la ONG que dirigía María Corina Machado, fue reclutado por Hugbel Roa, figura en ascenso del chavismo en el país en ese momento. En las elecciones del 2020 para la Asamblea Nacional su cuota como factor de poder en Portuguesa y sus
relaciones con Tarek El Aissami la cubre con Martínez. Ya cuando era
Ministro de Educación Superior, como es bien sabido, fue director de la Oficina de Planificación Universitaria, un tipo sin título que acabó prácticamente con el sector y fueron los docentes sus peores víctimas, a quienes les quitaron todo tipo de beneficio social.
Martínez con Roa posee
propiedades, nos imaginamos con nombres de testaferros. Hay una especie de Falcon Crest, la mítica finca televisiva, por Los Tanques del municipio Sraure, cuya cerca, tipo muralla alcanza los 9 metros y su grosor pasa de uno.
Eso es sólo un ejemplo.
Resulta pues que el señor Martínez acude a la sesión de la Asamblea
Nacional de la pasada semana a cumplir sin ningún tipo de tapujo, con su cara bien lavada, lleno de malagradecimiento, a levantar su mano para allanarle la
inmunidad a su mecenas, a su protector, a quien le dio comida cuando tenía hambre, a Hugbel Roa. No tuvo ni siquiera la vergüenza de que fuese su suplente. Seguramente, como buen servil, la orden era ésa. O vas o caes tú también. Ellos todos son iguales y su principal consigna es: así paga el diablo.
El gran cara e´tabla es Primitivo Cedeño. Para curarse en salud, cosa que es imposible porque en este estado nos conocemos todos, declara en la marcha contra la corrupción en Caracas. El mismo tipo que de vendedor de arepas pasa a tener una mansión en Agua Blanca, supuestamente con el sueldo de Alcalde y un sinfín de camionetas que no pueden ser ni de las alcaldías ni
de la Gobernación, porque supuestamente no tienen dinero para esos gastos tan millonarios, el mismo cuya esposa, diputada, la que manda de verdad a
cerrar emisoras y ordena episodios más preocupantes, carga zapatos de más de cuatro mil dólares, sin conocerse el origen de esos ingresos para egresos tan
onerosos, el mismo que con su cara bien lavada sacó para la calle a quienes le dieron más de 600 mil dólares para los carnavales y además incitando a los
maestros a que fueran para a reclamarle a ellos, el mismo que gasta en fiestas en medio de la peor crisis alimentaria que vive la República, donde más de 6
millones y medio de venezolanos, padecen de hambre crónica, tiene la cachaza de afirmar: “Cada dinero asaltado por los corruptos, es una bolívar que hace falta para atender los servicios”. Qué desparpajo, qué burla, que el que no conozca que lo compre.
Esa declaración parece una cátedra de moral y cívica que daban antes en los primeros años de bachillerato, de formación ciudadana. Habla de valores el
tipo que no tiene casi ninguno. Habla de revolución quien se olvidó de los de abajo. Habla de que no hay intocables, cuando intenta liquidar a quienes lo adversan, como los cierres de las emisoras con programas que molestaban a la emperatriz o él, incluyendo la última de Chabasquén porque Zerpa denunció la estafa y el atentado contra la vida de los atunes que venían en la caja CLAP.
Cedeño está rodeado de Hugbel Boys y de gente vinculada a esta trama.
Ya el show terminó con estos chivos expiatorios. No van a seguir agujas abajo porque se termina de caer “la Patria Grande”. Ni aguas arriba, porque no se escucha nada contra El Aissami y menos contra sus jefes, del ejecutivo, del
legislativo y del PSUV. Pero la espada de Damocles está siempre sobre el cuello de algún otro que pretenda despojar a Alí Babá, de sus enseres “bien ganados”.
Y mientras el país se desmorona, las colas de gasolina son infernales, no hay ni gasa en los hospitales, los maestros se atan a la Zona Educativa pidiendo la destitución de la autoridad única de educación, el Consejo
Legislativo debate la creación de una medalla en nombre de una portugueseña de gratos recuerdos, que debe estar revolviéndose en su tumba, ante tanta desfachatez.
Chávez vive, la Patria sigue.